07 marzo, 2011

como una ninfula


Siempre quiso flotar a media altura. Volar le parecía pretencioso, y arrastrarse por el suelo, una ordinariez. Elevar los pies y dejarse llevar. Anidar en árboles, destrozar nubes, luchar con tormentas, vencer las cadenas de la gravedad. Pensar que las personas son extrañas, que los pájaros son amables y que el frío no es tan intenso a unos metros sobre el suelo. Reír en la oscuridad, soñar en colores, flotar sin rumbo, olvidar los recuerdos. Inventar una nueva realidad, enamorarse del viento, dejar correr la sangre. Llorar sin saber porqué, mirar fijamente a los ojos de un periquito y saber que todo irá bien. Disfrutar plácidamente de una vida etérea.

2 comentarios:

Mayra dijo...

comparto ese sueño

Lydia dijo...

preciosos pensamientos... si acaso, a mi me gustaría que las personas no fueran tan extrañas.