25 diciembre, 2012

Feliz Navidad!


El hombre es por definición un animal inteligente y libre. ¿Somos nosotros inteligentes y libres? No lo sé. Porque si lo fuéramos de verdad no mataríamos, no haríamos la guerra y si el amor, encontraríamos respuestas y solución a los eternos problemas. Resolveríamos nuestras diferencias y no nos dejaríamos cegar por la pasión, por la ambición, por el miedo, por el instinto,… ni dominamos nuestro cerebro, ni dominamos nuestro corazón. Cuando pasen los años las generaciones venideras nos juzgaran por esta televisión, esta política, estas guerras, por estas corrupciones, por esta rastrera sumisión al dinero. Por los chorizos de todas las Marbella(s), los torturadores de todos los Guantánamo(s) e injusticias sin cuento. Por las sangrantes desigualdades, el ingente consumismo, la falta de respeto al ser humano y a la naturaleza. Por convertirnos en productos de este mercado donde todo tiene precio, todo se compra y se vende. Cuando pasen los años nos juzgaran por lo que creamos hoy.  Si nos condenan por inhumanos, por corruptos, por insolidarios, por canallas, por frívolos, por cotillas,… estarán en su derecho. “Por sus obras los conoceréis”, y nuestras obras nos condenan. Cambiemos el mundo con el amor, ¡Feliz Navidad!

16 diciembre, 2012

y tambien creo...


Creo en Bob Dylan. Creo en el lado frío de la almohada. Creo que echar vinagre a la comida es blasfemia. Creo en cine español. Creo en el libro de papel. Creo que la ensaladilla rusa está sobrevalorada. Creo en el sonido de una máquina de escribir. Creo que la vida es demasiado corta como para hacer cosas aburridas. Creo que lo importante no es caer, sino aterrizar. Creo en la diferencia de edad. Creo que todos los días sale el sol, chipirón. Creo que las chicas son guerreras. Creo en montar las cosas sin mirar las instrucciones. Creo que es mejor ir al cine solo que mal acompañado. Creo en Phoebe Buffay. Creo en los que hacen castillos en el aire. Creo que la hora del aperitivo es sagrada. Creo en el humor de Les Luthier. Creo que no se elegir entre dulce y salado. Creo en comer desaforadamente y no sentirte mal. Creo en las camisas por fuera y en las faldas cortas. Creo en los viajes en tren. Creo en los que se lanzan a la piscina sin mirar la profundidad. Creo en las cenas alrededor de una mesa redonda. Creo que la mejor noche es la que no se planea. Creo en el flamenco. Creo que una mujer nunca puede ocultar cuando está borracha o enamorada. Creo en las camisas de once varas. Creo en los esnobismos. Creo en los buenos borrachos. Creo que “We are the Champions” es una horterada. Creo en Zidane. Creo en Jack Nicholson. Creo que hay chicas con miradas que fulminarían a un rayo. Creo que lo mejor está por llegar.

14 diciembre, 2012

No creo..


No creo en los que se escudan en la crisis para justificar cualquier barbaridad. No creo en los abanderados del apocalipsis. No creo en Gandía Shore. No creo en los que tienen vocación de plañidera. No creo en los que escupen los buenos días. No creo en los Mayas. No creo en la gente que da la mano blanda. No creo en San Valentín. No creo en el Karma. No creo en lo políticamente correcto. No creo que sea mejor pedir perdón que permiso. No creo en Paulo Coelho. No creo que la omnipresente reducción de Pedro Ximénez funcione con cualquier plato. No creo en el horóscopo. No creo en Tarantino. No creo en el photoshop. No creo que la televisión sea una caja tonta. No creo en los que son antipáticos con el camarero. No creo que nadie se asustase más que nosotros “si levantase la cabeza”. No creo en la silicona. No creo en El Principito. No creo en los que se comunican mediante gritos. No creo en los que consultan el móvil en el cine. No creo en ninguna de las 50 sombras de Grey. No creo en el libro digital. No creo en Venecia. No creo en esos polos con un caballo desproporcionado en el pecho. No creo en “la que está cayendo”. No creo que tres rayas en un lienzo signifiquen “la belleza de lo imposible”. No creo en la palabra nunca.

06 diciembre, 2012

alto voltaje..


Hay amores de alto voltaje que no están hechos para una mínima afabilidad cotidiana. Hay pasiones que arrasan los días con furia nocturna. Vino y rosas antes del probable naufragio. Carne de guión de una película aún por hacer más allá de los baratos telefilmes que confunden los romances con la historia de jadeos desgarrados que en verdad es. Grandiosa entre sábanas, divertida y cruel a ratos, patética en los momentos en que se avecinaba la calma y se quería tormenta. Es posible que Luis ansiara la presa, un animal tan bello, mientras que ella vislumbrara a ratos la posibilidad remota de una vida en común. Sin embargo, fueron a chocar un par que representaban todo lo opuesto a la normalidad. La actriz está enamorada. Es testaruda. Y le encanta follar, beber, reír y cantar con él. Son tal para cual. Los dos proceden de entornos muy diferentes, él es hogar y ella vacío, son hedonistas, noctámbulos, vitalistas, con muy mala leche y con unos celos terribles. Cuando ella percibió los cambios de actitud de Luis para con las mujeres: la suavidad y atenciones iniciales se volvían manipulación cuando estaba seguro de que tenía la situación controlada. Con Ava, sin embargo, todo fue siempre puro descontrol y anarquía. Ava descubrió que estaba embarazada y decidió abortar. No creía poder ofrecer la vida que un hijo necesitaba. Entonces recordaron la frase de Cecilia Roth en aquella película. 
No eran una pareja, eran una epidemia.