27 septiembre, 2012

un(a) mañana


Despierta, ya es la hora. Ducha caliente, ya parece invierno. Hay agua nueva patinando por mi piel, corriendo con mis desechos directamente al desagüe. El sol sale cada día. 
Los niños de arriba berrean esta mañana, aunque no sepa porque, sospecho, que se entrenan para ser mayores. Las chicas, quieren ser más jóvenes, les da igual eso de ser princesas, ahora solo basta con estar siempre delgadas. Creerse que han heredado los genes de su madre, cuando en verdad saben de buena tinta que son iguales al malhecho de su padre. A mí me basta con aprender a hacerte sonreír y que tú no te des cuenta. Tengo sueño y una coca-cola light esperándome en la mesa, en ayunas es lo único capaz de espabilarme. Un cigarro encendido y la revista de siempre. Unas ganas de vivir que me matan. Y secretos que se ocultan en los espejos tras el vaho. Pasará la pagina, y de esto no recordaras nada aunque me duela, a mi me recordara tu ausencia en mi almohada. ¿A quién carajo le incumbe mis idas y venidas, quien fue mi huésped? Solo importa cómo será la despedida, el final del camino del caminante, los cambios de etapas, los finales que anuncian un nuevo 
comienzo, benditos nuevos comienzos, esperando que 
no todas las veredas tengan fin.

20 septiembre, 2012

tres por uno es uno


Como nadando en una bañera mínima. Como corriendo en una placa de ducha. Tú, yo y él. Uno para todos y todos para uno. Un par de piernas que se fusionan con las tuyas y se suman a las mías. Tres. Seis manos y unos veinte dedos sobre tu cuerpo. Seis. Tres lenguas. Tres sabores. Tres olores. Uno. Un solo aliento. Una sola cama. Una mirada y cinco sentidos. ¿Quién dijo que lo impar jamás lograría funcionar? Rompamos juntos fronteras. Juguemos a esquivar las leyes de la gravedad. Placer elevado al cubo.

16 septiembre, 2012

palabras aun no pronunciadas


Arrímate a mi piel como quien escucha música, notar el origen de las notas desde los huecos menos visitados de nuestros cuerpos y saber que he nacido para este momento. Nos descosemos de los nombres que nuestros padres nos han dado, de todas las obligaciones que hemos adquirido para escuchar el silencio que existe entre las canciones que escuchamos. Agotados del mundo nos damos la mano tumbados el uno junto al otro buscando la frescura del suelo en el comedor, pegados a las losetas como dos formas incandescentes, me dices "me alimento de ti y redescubro la calma". Me besas y el universo es un lugar mejor durante la pista 4. Me acerco y te rozo. Te miro mientras vuelas, lejos de esta habitación en la que el verano ha comenzado a marchitarse. Necesitamos salir, por eso viajamos una y otra vez al cuerpo del otro, con ganas de quedarnos a redescubrir todos los valles y bosques que nos nacen. La música es nuestra forma de llegar a ser y es desnudos, pocos minutos antes de que llegue el sueño, cuando aprendemos por fin el origen de las palabras aún no pronunciadas.