26 enero, 2013

comienzos y finales


Hace mucho que no escribo, ¿Qué me está pasando? ¿Quién soy yo, donde están mis demonios de almohada? Siguen existiendo, aunque ahora no tengo tiempo para ellos. Las paredes de mi cuarto lloran, al ver que en la calle todos se besan sin amarse, el mundo se consume, mientras yo asumo que no tengo musa a quien escribirle ni perro que me ladre, que tengo una historia de amor a medio empezar y otra a media acabar, unas maletas en el salón que me esperan para marchar. En mi pecho ya no florece nada, solo crujen unos huesos mal engranados, sin embargo hay goteras en mi cabeza que no paran de sangrar. Dime algo nuevo, hazme sentir espacial, consigue que te deje desayunar, y te prometo un rincón detrás de estos ojos verdes, para que alguien vuelva a bailar en el agua. De momento, me tengo que marchar, tengo que hacerlo por ellos, por los que me parieron, y si pudiese dejar algo atrás, me dejaría a mí mismo. Pero la marcha esta cerca, el desenlace es próximo, las circunstancias así lo dictan. A veces suena una carcajada de fondo, cuando pienso en mi ironía, tanto miedo a olvidar, y a veces, es lo único que busco.

08 enero, 2013

cerrar, huir, descansar..


A veces crees que todo funciona correctamente, que los planetas cursimente se van alineando, que aún teniendo claro que es imposible tener todo bajo un cierto control, el equilibrio tiende a automantenerse aunque con pequeños matices, que todo termina siendo más sencillo de lo que parecía, que todo depende del cristal con que miremos las cosas, y que no es tanto el frío como la humedad lo que termina calando. El frio que intentamos evitar puede pasar, la humedad siempre se queda en nuestros huesos. Entonces, algo ocurre, un golpe de viento, un pequeño seísmo, un mal despertar, incluso un tropezón, y ese todo se derrumba. Como la sensación de que nunca entenderás a una persona aunque tengas todo para poder conocerla. Y como una acción irresistible, corres a desahogarte en una red social, a un bloc de notas o a un blog... esos rincones que mucha gente ve y a muy poca le interesas, siendo consciente que, en realidad, lo que deberías hacer es cerrarlo todo, huir y descansar. Cerrar tu historia, huir de ti y descansar de lo que te rodea. Pero me va la marcha y aun no es tiempo de cicatrices.