11 marzo, 2013

la ventana de mi habitación


En las noches en las que no puedes dormir, en las que solo quieres estar despierto, abro mi ventana y me dejo rodear por el aire que entra por ella. Soy un animal nocturno. Me tumbo en mi cama y normalmente enciendo una vela aromática que me hace sentir más sensible de lo que en realidad creo ser. Toqueteo mi reproductor de música con la esperanza de encontrar la música perfecta que ponga banda sonora a las escenas de esta noche. Entre las tablas de madera de mi persiana entran los sonidos del camión de la basura, la cancela del bar de abajo y la moto de algún joven que ya ha dejado a su novia en casa. Sonidos que ignoramos por la mañana pero que en la quietud de la madrugada cobran todo su protagonismo. Mas allá algún niño estará llorando, un tambor de lavadora gira y los muelles de la cama de los amantes comienzan a crujir. En la quietud de la madrugada siempre dejo letras a medio escribir, libros a medio acabar e historias a medio protagonizar. Durante las madrugadas sueño despierto o dormido, imagino finales o principios y creo enemigos o íntimos. Bajo el silencio de la noche ante el mandato del deseo, hasta que el mundo deje de girar, hacia los instintos más humanos, abrazo tu cuerpo sobre el mío tras la ventana de mi habitación.