27 noviembre, 2013

Era difícil de describir

Ella era difícil de describir, de esas personas que no pasan por tu vida de forma desapercibida. Era la calma y el frenesí a la vez, tenía ganas de todo, de vivir y exprimir cada uno de los minutos de su tiempo, a los que se aferraba con fuerza entre canciones y cigarros. Solía escuchar a The Beatles, pero el inglés no era su fuerte, así que se limitaba a tararear Twist and Shout. Discutíamos porque yo aseguraba que la versión original era mil veces mejor. A veces incluso jugaba a inventarse la letra haciendo uso de su penosa pronunciación. Había muchas cosas que me gustaban de ella. Esa era una de entre tantas, proyectaba confianza y aprendió a reírse de su propia sombra.

Le gustaba conocer lugares nuevos y tenía la costumbre de no repetir en el mismo restaurante dos veces. Lo mismo le pasaba con las películas, su favorita era “Amelie” y apenas la había visto dos veces. Se excusaba en que no tenía sentido perder su tiempo en algo que ya conocía pudiendo explorar cosas nuevas. Esa frase la definía muy bien.

10 noviembre, 2013

Era magia

Ella era magia. Era como ir de putas y encontrarte a Julia Roberts. Bastante exagerada y bastante bipolar. El negro le favorecía la cara. No acababa nunca de crecer y abría sus piernas a los extraños. Seguía siendo una adolescente por más años que cumpliese. Era adicta a la adrenalina. Se emborracha con facilidad y siempre encontraba un bar abierto. Coleccionaba botellas de vino. Le abría los brazos a cualquiera. Bailaba lento, siempre lento. Nació para tirar piedras a los tejados. En ocasiones necesitaba serse infiel para descansar de su propia realidad. Caótica, cercana y orgullosa. Creo que ni ella misma se entendía. Tenía el alma cargada con 10 balas. Mis amigas decían que se parecía algo a Andie MacDowell pero nunca fue tan dulce. Ella regalaba su piel aun teniendo el alma anestesiada. Se había convertido en todo lo opuesto a lo que le habían enseñado de pequeña. Yo le preguntaba que le pasaba, pero ella callaba, callaba, y  callaba, siempre callaba cuando estaba extraña, y en ese castillo no podías más entrar, hasta que ella decidía abrirte las puertas. Una vez escuché que para tener una relación tienen que estar los dos a la misma altura y ella era fan de las caídas libres.