
Dicen que el problema de este mundo es que no vivimos el presente, que siempre nos anticipamos a todo. Eso es lo que nos pasó a ella y a mi. La noche en que la conocí no le dio tiempo a Cupido a disparar porque ya nos habíamos enamorado nada más vernos. Pocos días después nos acostamos por primera vez y a la mañana siguiente, mientras ella se duchaba en mi casa, yo ya estaba mandándole un mensaje diciéndole como la echaba de menos, anticipándome de nuevo a la realidad. Durante el año y medio que compartimos constantemente pensamos cual sería el siguiente paso, de nuevo arañando en el futuro y casi al final, una vez que ella me pidió “algo de tiempo”, no resistí y la llamé llorando como un niño antes de que ella lo hiciera. Esa llamada infantil también anticipó su decisión de dejarme porque no respeté su “algo de tiempo”. Ahora sufro pensando que ella pronto volará sobre otra piel y ella también se anticipa pensando que no seré capaz de olvidarla. Pero se equivoca. Me anticipé y ya estoy bien.
3 comentarios:
Estas cosas del amor son así de impredecibles, atemporales, eternas mientras duran.
Mucha luz :D
el momento antes del antes. somos demasiado impacientes con el tiempo.
En tiempos de calypso son tiempos de mi vida al parecer.
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