26 octubre, 2009

hefesto


Hay épocas en la vida que pasan demasiado deprisa. Parece que fue ayer cuando nos vimos por primera vez en una convivencia de niños asustados y desencajados y ya han pasado algo así como tres cursos. Después vino la adaptación, las sobremesas, las fiestas, las charlas en portería, las conversaciones hasta las cuatro de la mañana, de cuarto en cuarto, escaleras abajo y escaleras arriba, conversaciones trágicas sobre la existencia y con cualquier excusa para apartar el estudio un rato, o mucho rato, horas tumbado en tu cama con tu ordenador, compartiendo cosas… Porque por la noche en un cuarto todos juntos se convertían en el mejor momento del día, quizás por eso y algunas cosas más sigamos siendo amigos. La complicidad hecha vecino, la amistad renovada, las risas inoportunas, la consolación mutua y la distracción necesaria. Al final habrá que darle gracias al Bosco ese por habernos llevado allí, de habernos acercado, y hecho participar de la fiesta, de la convivencia y del compartir mutuo y colectivo, de afecto y el recuerdo permanente, el recuerdo permanente…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si ese recuerdo y esos sentimientos son para bien, cielo, esta bien que anden ahí, además, parece que te llevabas bien con la persona a la que va este post. Grandes recuerdos cielo que atesorar en la mente,

Un beso cielo

Diario de nuestros pensamientos dijo...

ais cambiaste la cabezara y pusiste a aljendro sanzzzzzzzzzzz....
genial, aunq no me convence la nueva cancion con ALICIA... demasiado normal para q sea de él.

Besos