18 octubre, 2009

aretusa


A las peligrosas muchachas sin pudores que en el encanto de sus escotes desvirgaron mi juventud. Al milagro de la lluvia en el campo, que anuló todos mis reparos y aguardó al fucsia condón. A la impúdica niñita madura que trazando su cuerpo por mi cintura, al niño que fui espabiló. Al secreto guardado entre las piernas, que me trajo el tren del invierno, y la primavera me arrebató. A la flor de un día, que no duró, que se mentía, que me besaba, que se perdía. Dama de noche, que apoyados en el capo de un coche me preguntaba si la quería. Ave de paso, como pañuelos alivia-fracasos. A la misteriosa viuda sin luto que sudó conmigo un minuto una cama dos por dos. A la educada novia de nadie que coleccionó algunas canas al aire con un primo de Dorian Gray. A la reina de la cerveza negra que una noche, perdidos en un baño, me abrió su almacén de besos con sal. A unos ojos abiertos como platos que anunciaron una fuga en un rato a un toilette de una estación, y que estación. A la flor de un día, que no duró, que se mentía, que me besaba, que se perdía. Dama de noche que apoyados en el capo de un coche me preguntaba si la quería. Ave de paso, como un pañuelo, alivia-fracasos.

5 comentarios:

Diario de nuestros pensamientos dijo...

Muchs mujeres, y seguro q cada uno tenia lo suyo..

Saludos

Scarleth dijo...

Aretusa... todas ellas con algo de aretusa...
saludos!

Anónimo dijo...

Y a todas esas, que con su dulzura, nos hacen disfrutar de lo mejor de la vida... la sonrisa y la paz..

Un beso cielo

un pirata dijo...

lo gracioso de todo esto, es que todo lo escribi pensando en la misma persona. gracias a los tres. un saludo!

Lydia dijo...

Un precioso homenaje a todos esos momentos a todos esos instantes inolvidables.