07 agosto, 2012

conocerlas como mujeres


Siempre he pensado que me gustaría imaginar que las ciudades son mujeres, así de algún modos poder pasearlas, conocerlas, habitarlas... París es esa señora distinguida con un nivel de vida demasiado alto y que siempre acaba con fulano o mengano pero con un Aston Martin. Roma es tan loca, campechana y desordenada como galana, misteriosa y repleta de lugares por descubrir. Lisboa es esa chiquilla que te enamora porque sí. Madrid es la vecina bulliciosa, entretenida y siempre con ganas de jarana. Nueva York es un ciclón de 18 años y largas piernas con la que no duras más de 6 meses, pero oye, qué 6 meses. Londres es moderna y conservadora, es humilde y sublime, es la chica progre que le gusta rodearse de todos. 
Y tú, mi ciudad, siempre acabo regresando a tu lado. Tarde o temprano. Como el que manda un whatsapp a las 5 de la mañana. Me diste tu veneno de salitre y no importa dónde esté que siempre vuelvo como un boomerang mientras el cielo cae sobre nuestras cabezas y alguien nos pinta con su pincel desde algún lado. Y siempre acabo volviendo a mi cuarto, donde suena todo trapo alguna canción en un disco variado entremezclado con los graznidos de alguna gaviota despistada mientras la literatura infantil vigilan mis sueños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grande no, lo siguiente. Inventaré una palabra nueva para definir.


Que alegría verte por aquí, calypso. Empezaba a creer que nunca volverías, ya lo echaba de menos.

Un beso con microrelato.