26 octubre, 2013

armarse

En un mundo donde los llamados cuerdos sueñan con comprar lo antes posible un piso que les hipoteque de por vida. En un mundo donde queremos celebrar grandes bodas y tener hijos exponiendo nuestro culo a préstamos con intereses muy bajos. En un mundo regido por la televisión que nos contamina desde bien pequeños que todo aquel que no esté con un cuerpo diez, vestido como un pincel, y con un buen sueldo es un auténtico fracasado. En un mundo de capitalismo atroz donde la medida de nuestra felicidad es directamente proporcional a de los bienes materiales que poseemos. En un mundo de corrupción y mafias, de chulos y putas sin escrúpulos, de fiestas en áticos con cocaína a kilos y superficialidad bajo las sabanas. En un mundo donde hay una supremacía del culto al cuerpo por encima del culto a la mente. En un mundo donde tratamos de refugiarnos de nuestra soledad saltando de cama en cama, sin pararnos a conocer a las personas, sin tiempo para perdonar, con la mentira como arma de supervivencia. En un mundo como éste, escribir estas líneas, llevar un espacio como éste, luchar por una persona que quieres, es hacer terrorismo de estado.

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