24 octubre, 2010

around a bed


Al principio es sólo un gesto ambiguo de tu mano, reclamándome a tu lado sin mayor exigencia, y yo avanzo torpe y desganado hasta llegar junto a ti, entonces me tumbo y comienza la ceremonia, siempre que nos vemos es lo mismo, arrancándonos las ropas exiguas con una lentitud de trenes en la noche, y desnudos eres tú quien me habla al oído, relájate me dices mientras tu boca ya se aleja y me recorre a profundidades menos habitadas, te hago caso, cierro los ojos y mis sentidos comienzan a cegarse, tu lengua en mi piel, tus manos en mi cuerpo, y justo un momento antes de estallar te sujeto por las muñecas, me revuelvo contra ti como un animal herido, un relámpago de miedo ilumina tus ojos y después sonríes, voy separando tus piernas, ahora eres tú quien cierra los ojos, son mi lengua y mis manos las que te exploran, las que te sienten temblar como una luna en el agua, y es en ese justo momento cuando me olvido de nosotros y dejo de sentir los focos que nos iluminan y ya no me importa que esta cama gire sin cesar, ni siquiera me fijo en los ojos que nos vigilan desde las múltiples ventanas que llenan esta habitación, de las personas que giran alrededor de una relación, desde las múltiples pupilas que piensan que estaremos haciendo.

2 comentarios:

Lydia dijo...

Ya te dije que cerraras las cortinas... jeje.

Golfo dijo...

Quién iba a decir que esa luna en el agua que a todos nos persigue desde el capítulo siete -a mi ya me encontró en otro post- iba a acabar pasando por un lugar como este.
Imparable la luna en el agua sigue temblando en la lírica del mundo.