17 diciembre, 2010

cloro, labios y viceversa

A ella le encanta el baile de sus brazos saliendo del agua mientras nada, la firmeza del sonido de su brazada al pasar a su lado y ese olor a cloro que llega hasta su cerebro completando el puzzle del deseo. Deseo que se aviva en él cuando la observa semidesnuda descender los peldaños suavemente y sumergir su belleza en la piscina. Como una grácil sirena danza con el agua que los mantiene en contacto, él siente un cálido burbujeo entre las ingles, se transforma en hervor cuando se acerca y escucha su respiración entrecortada, cuando ve su largo pelo enredado en el rostro mojado. La contempla secando su piel, la afortunada toalla recorre suavemente cada curva de su cuerpo como sus manos anhelan hacerlo. Sigue con la mirada unos ojos que se acercan a él pidiéndole que salga de la piscina, una vez fuera y sin derecho a secarse ella le demuestra de lo que es capaz unos labios de mujer al borde de una piscina

1 comentario:

Razón de amor... dijo...

Me encanta como lo describes todo, a medida que iba leyendo, se iba recreando en mi cabeza...