29 mayo, 2009

jugando en la cocina

Comienzo a disfrutar con la simpleza de como te subo a la encimera y me miras y no hablas. No hablamos porque no hace falta hablar, en este momento sobran las palabras. Te desnudo y me acaricias de manera tan suave que siento como se me eriza la piel al momento. Acaricio con mis dedos la parte interna de tus mulos, y poco a poco estos se aproximan a lo mas secreto de tu cuerpo. Y ahora me encantaría que este momento fuera eterno, pero no es así y mis manos siguen por tu cuerpo deteniéndose en la curva de tus pechos.
Mis manos se apoderan de lo que mis labios ya han hecho, tu boca y tu cuello, se deshacen en mis manos buscando la sensibilidad con esmero. Y enmudezco. Recorro tu ingenua espalda, tu culo y tus muslos de nuevo. No tardaré mucho más puesto en recorrerte en pleno pues solo sigo la guía del mismo deseo. Y apretando tus muslos contra mi cuerpo termino el camino de tu cuerpo, terminando como sabes bebiendo de tus senos convirtiendo esto en un simple juego de delirio, convicción y un fregadero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y es que en la cocina, se cuencen algo más que macarrones...
Precioso y sensual
Gracias por tu saludo en mi blog