24 enero, 2010

morena mía

El momento llegó, de golpe, sin apenas meditación previa. La confusión o la impaciencia me movía a volar lejos de ti, a separarme de lo que me dolía y, al mismo tiempo, me daba la vida. Puede que fuera cobarde, es posible, pero no aguantaba más… Me moría, me pudría por dentro, aunque también sentía que me dabas con tu aliento una porción incalculable de maravillosas experiencias. Tú, mi morena. No supe comprenderte, o aguantarte, o quizá esperarte. Y no vale la pena decir que soy imperfecto, el daño ya está hecho y no hay vuelta atrás. La vida no es como una película que puedas volver a rodar. Se vive y ya. Es mas como el teatro. Se actúa y ya. Si te equivocas, el público se ríe de ti. Se empieza, se termina y se olvida.
Aunque a mi me cueste poder olvidarte, morena mía…

1 comentario:

Espérame en Siberia dijo...

Ojalá nunca olvides a tu morena. Sería una pena.