Me vacié dentro de ella y aun entre
jadeos, mirándome a los ojos, me preguntó: ‘¿Cómo puedes ser tan duro y tan
tierno a la vez?’ Recuerdo dejar unos segundos de silencio con el fin de encontrar la
manera de contestar: ‘Si no fuera duro no podría sobrevivir a ti y si no fuera
tierno, no merecería hacerlo.’ Nos miramos, besamos, encendimos un cigarrillo,
luego otro, dejamos pasar una hora, luego otra, dormimos juntos y abrazados,
tan pegados que era como si pudiera abrazarme a mí mismo. Tan lejos que nunca sabía
lo que ella estaba pensando.
1 comentario:
Tu relato es efimero y bueno, al leerlo siento que mi mente se encalla en los arrecifes del misterio del amor y el sexo. Juntos parte de lo mismo, pero tan diferentes a la vez.!!!
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