Soy un poco raro. Y cuando digo raro, no me refiero
a que tenga amigos imaginarios, ni a que esconda cadáveres de enemigos en el
trastero de mi casa, ni que dedique mi tiempo libre a ejercer como
taxidermista. No, hablo de otra cosa. Intentaré explicarme. Piensen en un pintor e imagínense
al artista en pleno ataque obsesivo con la pintura cubista y todo lo que
tuviera que ver con ella. O en Bob Dylan, cuando de repente le pegó muy fuerte
con la música religiosa. O en Woody Allen, al que un día le dio por desayunar una
cosa, y lleva comiendo lo mismo, cada día, durante veintitantos años. Pues yo
soy igual. Igual de obsesivo y, sobre todo, por etapas. Pero sin una gota de
talento en ningún apartado de mi vida, tono muy útil para distinguir a los
verdaderos genios de los meramente locos y dignos de ser encerrados en una
habitación acolchada. Yo, por si había alguna duda, pertenezco al segundo
grupo. Les cuento esto porque para mí es un ejercicio liberador poder compartir
en este blog mis pasiones-obsesiones con ustedes cuando me
da muy fuerte con algún tema (lo que suele ocurrir con relativa
frecuencia). Además, así les doy un descanso a mis familiares y amigos,
sufridores en soledad de mis ataques pasionales por
vayan-usted-a-saber-ahora-con-qué-le-ha-dado-a-este-loco. Una canción, una
serie que beber temporada tras temporada sin sentido, Apalabrados, versiones de
Somewhere over the rainbow, Esquire,…
Afortunadamente, soy tan apasionado como inconsistente, por lo que esta
repentina fiebre por ciertos temas se me pasa rápidamente. Pero, mientras
tanto, me lo paso genial.
2 comentarios:
...........una rareza encantadora.......
muchas gracias por pasarte por mi blog, me parece muy interesante tu manera de escribir, me pasaré por aquí! :)
R.
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