Claudia

Esta que cruje ¿no?, es la mujer mas impresionante que he visto jamás, si no llego a tener los lagrimales secos por el tratamiento me echo a llorar. Es que ha estado cuidando de mí. Y claro me vio tan indefenso, tan vulnerable que se ofreció a llevarme a casa. Y cuando llegamos al ascensor no lo pudimos controlar. Era como una fuerza interior, no me dio tiempo a darle las gracias, me empezó a comer la boca. Nos besamos en el ascensor, en el descansillo, en la puerta de casa,… En el recibidor le desabroche el vestido y le empecé a comer el pecho, ella me metió la mano por la camisa susurrando algo que ahora no viene al caso. Apoyados en la lavadora me arranco los calzoncillos de un mordisco, esos sesenteros rojos que tengo. Te prometo que esa mujer tiene un fuego inusual, es verdaderamente salvaje. Ya en el salón le metí la mano por debajo del vaquero, y no llevaba ropa interior, ¿tu sabes el morbo que da tocar un buen coño directamente del pantalón, no?. La subí en la mesa, le subí el vestido, y entonces sentí como si todo se moviese a nuestro alrededor. Su lengua…besaba con la boca abierta, me succionaba vivo. Y en la cama, no te lo vas a creer, era como si estuviera en la cama con Blanca, la misma manera de acariciarme, de besarme, de abrazarme,… y ese olor, el mismo olor. No es que este obsesionado con Blanca, ya se que murió hace cuatro años, pero es que después de hacerlo no me preguntó donde estaba el baño, y lo encontró a la primera, y no me digas que es porque mi casa es un estudio. Me llamo indio, y ya sabes que solo Blanca me llamaba así, lo dijo en el mismo tono. Cinco veces Luis, follamos cinco veces, ya me dirás si no es algo sobrenatural. Después nos dormimos, estaba reventado, tengo agujetas y todo. Pero esta mañana me he despertado y ya no estaba. Te juro que no ha sido un sueño. Solo se que se llama Claudia, y tiene tatuado un código de barras en el muslo. Tengo que encontrarla, no te olvidas de cinco polvos así como así.