Nunca le había hablado a nadie de ella, y por mucho tiempo la mantuvo en silencio. El era guapo y un canalla muy bueno, ella simplemente exuberante y mucho mayor que él. Vivian a base de sol y chocolate, la tarde era de un placer extravagante a la sombra de un limonero. Ella interrumpió en su vida y le gustó. Se revolcaron en el fango de su felicidad todo un verano. Lo de ella era mas bien las cenas de alta clase, sabanas de seda, cultura y educación. Lo de él la música en un gramófono antiguo, libros leídos a trancas y unos pantalones limpios para el domingo.
Todo lo que pasó entre ellos, no duró más de dos meses. El, amante de la música en el porche de su casa, le compuso una canción. Dicen algunos que ella nunca lo superó y que tuvo mal final. Ahora años después sigue llorando a son de tango con bandoneón, a esa morena que a su manera le cautivó.
A Malena.
1 comentario:
Me ha gustado mucho, de alguna manera me identifico con lo que leo.
Saludos
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