Hay amores de alto voltaje que no
están hechos para una mínima afabilidad cotidiana. Hay pasiones que arrasan los
días con furia nocturna. Vino y rosas antes del probable naufragio. Carne de
guión de una película aún por hacer más allá de los baratos telefilmes que
confunden los romances con la historia de jadeos desgarrados que en verdad es.
Grandiosa entre sábanas, divertida y cruel a ratos, patética en los momentos en
que se avecinaba la calma y se quería tormenta. Es posible que Luis ansiara la
presa, un animal tan bello, mientras que ella vislumbrara a ratos la
posibilidad remota de una vida en común. Sin embargo, fueron a chocar un par
que representaban todo lo opuesto a la normalidad. La actriz está enamorada. Es
testaruda. Y le encanta follar, beber, reír y cantar con él. Son tal para cual.
Los dos proceden de entornos muy diferentes, él es hogar y ella vacío, son
hedonistas, noctámbulos, vitalistas, con muy mala leche y con unos celos
terribles. Cuando ella percibió los cambios de actitud de Luis para con las
mujeres: la suavidad y atenciones iniciales se volvían manipulación cuando
estaba seguro de que tenía la situación controlada. Con Ava, sin embargo, todo
fue siempre puro descontrol y anarquía. Ava descubrió que estaba embarazada y
decidió abortar. No creía poder ofrecer la vida que un hijo necesitaba.
Entonces recordaron la frase de Cecilia Roth en aquella película.
No eran una
pareja, eran una epidemia.
3 comentarios:
Hay amores que matan...
Sin duda hay amores así.
Un intenso texto.
Un beso cielo! May R Ayamonte∞
Ni contigo ni sin ti....
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