A veces crees
que todo funciona correctamente, que los planetas cursimente se van alineando,
que aún teniendo claro que es imposible tener todo bajo un cierto control, el
equilibrio tiende a automantenerse aunque con pequeños matices, que todo
termina siendo más sencillo de lo que parecía, que todo depende del cristal con
que miremos las cosas, y que no es tanto el frío como la humedad lo que termina
calando. El frio que intentamos evitar puede pasar, la humedad siempre se queda
en nuestros huesos. Entonces, algo ocurre, un golpe de viento, un pequeño
seísmo, un mal despertar, incluso un tropezón, y ese todo se derrumba. Como la sensación
de que nunca entenderás a una persona aunque tengas todo para poder conocerla. Y
como una acción irresistible, corres a desahogarte en una red social, a un bloc
de notas o a un blog... esos rincones que mucha gente ve y a muy poca le
interesas, siendo consciente que, en realidad, lo que deberías hacer es
cerrarlo todo, huir y descansar. Cerrar tu historia, huir de ti y
descansar de lo que te rodea. Pero me va la marcha y aun no es tiempo de
cicatrices.
2 comentarios:
Uno no puede resistirse a morir si lo que lo mata lo hace de una manera tan dulce.
Saludos!!
Amé la últimas frases. Casi como rutina, te desahogas en un espacio virtual. ¿Y luego? El dolor sigue allí, profundo en tu pecho.
Te sigo, porque este lugar me dejó sin aliento.
(besos agridulces)
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